Airbags en peligro
Airbag de techo TRW de Citroën C4 Cactus
Malos tiempos para el airbag. Primero fue Honda la que constató el peligro de airbags defectuosos en Estados Unidos de su suministrador Takata. Luego comenzaron a dispararse las alarmas entre otros fabricantes que instalaban infladores de este proveedor. Las llamadas a revisión implican a millones de coches. Estos explosivos no son eternos, pero se confiaba en que serían más longevos que su caducidad, no que fueran dañinos por su fuerza excesiva en caso de activación. También asusta a los fabricantes la falta de trazabilidad de los problemas, de los registros internos de Takata. Los analistas predicen que en 2020 Takata pasará de suministrar la quinta parte de los coches del mundo a una décima.
El proceso de homologación de estos elementos es tan largo y tan delicado como costoso (llevar explosivos a bordo de un coche no es ninguna tontería), pero se espera que las empresas japonesas no dejen en la estacada a Takata, sino que la apoyarán en sus pesquisas y esperan que salga reforzada en conocimientos, una vez se comprendan las causas.
Prototipo con sistema Honda Sensing sin integrar
Aun así, sin ser analista, me atrevo a augurar duros tiempos para los airbag. No hoy, ni mañana, pero el futuro del “cero accidentes” ya no necesitará once airbags en un coche, ni esos largos y costosos periodos de desarrollo, ni peso, ni prioridad de espacio es puntos de alta rigidez del coche… Desde que Van der Acker habló, entiendo el optimismo de los fabricantes de automóviles, cuyos directivos ven que podrán dejar a la próxima generación (de directivos, de accionistas, de usuarios) un negocio aún con mucho movimiento y mucho por aportar a la sociedad. Entiendo que empresas como TRW (uno de los tres líderes en fabricación de inflador y recién adquirida por ZF) se haya volcado en tecnología se sensores y de visión, porque yo no sé si la próxima generación de inversores creerá mucho en los airbags…
Airbag de techo TRW de Citroën C4 Cactus
Malos tiempos para el airbag. Primero fue Honda la que constató el peligro de airbags defectuosos en Estados Unidos de su suministrador Takata. Luego comenzaron a dispararse las alarmas entre otros fabricantes que instalaban infladores de este proveedor. Las llamadas a revisión implican a millones de coches. Estos explosivos no son eternos, pero se confiaba en que serían más longevos que su caducidad, no que fueran dañinos por su fuerza excesiva en caso de activación. También asusta a los fabricantes la falta de trazabilidad de los problemas, de los registros internos de Takata. Los analistas predicen que en 2020 Takata pasará de suministrar la quinta parte de los coches del mundo a una décima.
El proceso de homologación de estos elementos es tan largo y tan delicado como costoso (llevar explosivos a bordo de un coche no es ninguna tontería), pero se espera que las empresas japonesas no dejen en la estacada a Takata, sino que la apoyarán en sus pesquisas y esperan que salga reforzada en conocimientos, una vez se comprendan las causas.
Prototipo con sistema Honda Sensing sin integrar
Aun así, sin ser analista, me atrevo a augurar duros tiempos para los airbag. No hoy, ni mañana, pero el futuro del “cero accidentes” ya no necesitará once airbags en un coche, ni esos largos y costosos periodos de desarrollo, ni peso, ni prioridad de espacio es puntos de alta rigidez del coche… Desde que Van der Acker habló, entiendo el optimismo de los fabricantes de automóviles, cuyos directivos ven que podrán dejar a la próxima generación (de directivos, de accionistas, de usuarios) un negocio aún con mucho movimiento y mucho por aportar a la sociedad. Entiendo que empresas como TRW (uno de los tres líderes en fabricación de inflador y recién adquirida por ZF) se haya volcado en tecnología se sensores y de visión, porque yo no sé si la próxima generación de inversores creerá mucho en los airbags…